jueves, 11 de diciembre de 2008

Como ropa vieja

Olor a ropa vieja, guardada hace muchos años. Es el aroma de las amistades amargas o mas bien avinagradas. Con el intento fallido de (como siempre) violentar lo que no se puede
decir. Pero gracias a Dios uno agradece tambien haber salido de algunos ambientes.

Con cuanta violencia nos acostumbramos a vivir. Sumado a esto nuestra naturaleza nos obliga a costumbrarnos a situaciones inusitadas o fuera de lo comun. Pero lo mas peligroso de todo, las reglas se formulan entre los integrantes de un grupo, a veces pasando por alto las normas del buen convivir.

¿Y, cuando la violencia se convierte en lo normal? Vale pensar que la persona violenta proviene de un hogar con problemas de comunicacion, manos largas, ¿o el alcohol? Acaso, ademas, ¿es suficiente pensar en estas cosas para justificar el comportamiento actual?

Definitivamente no. Cuando pasamos nuestros 18 años y nos convertimos en personas independientes, tambien podemos elegir que conjunto de reglas vamos a seguir, y cuales hemos de reformular.

Y los demas marcan esto, en aquel juego de lineas atras. Donde los grupos y masas tienen vida propia. En ese crisol de normas de convivencia que son los grupos.

No a la violencia, si al choripan.

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